Afortunadamente las DROGAS
y las FIESTAS siempre han
existido, pueden utilizarse
positivamente, romper
las monotonías del día
a día y posibilitar que las
personas decidamos disfrutarlas
o consumirlas.
D e s g r a c i a d a m e n t e l a s
realidades que nos rodean no ayudan a que las personas
podamos decidir libremente sobre las fiestas y las drogas:
precariedad laboral, económica y social, promoción de la
insolidaridad, inseguridad social, política y emocional, déficit
de los modelos referenciales positivos...
Y, en este contexto, las FIESTAS cada vez están más
centradas en el CONSUMISMO, en la noche, en el espectáculo,
más dirigidas por las industrias culturales y son menos
participativas.
Y, en este mismo contexto, las
DROGAS están cada vez más dirigidas
desde mafias y monopolios corruptos,
enemigos de la libertad personal y
colectiva, y se consumen cada vez más
como vía de escape, apalancamiento,
desmotivación y autismo social.
Consumos compulsivos de drogas
(legalizadas o no), reducción de la fiesta a la
noche y a locales cerrados, sustitución de la
monotonía de la semana por la del fin de
semana, escape, olvido, egocentrismo. Pero
también se dan otras opciones con consumos
placenteros de drogas (legalizadas o no),
vivencias de las fiestas en toda su intensidad,
ruptura de lo cotidiano y monotonía,
creatividad, alegría y compromiso, sin dejar de
ser solidarios y coherentes.
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